¿Listo?
Pues bien, la Real Academia de la Lengua la define como:
Estado del ánimo que se complace en la posesión de un bien. Satisfacción, gusto, contento.
Además, socialmente nos “venden” definiciones o características para poder decir Yo soy Feliz. Dichas definiciones por lo general se basan en ideales de perfección, que en muchas ocasiones pueden generar frustración para quienes viven con situaciones difíciles, depresiones, etc., puesto que se generan pensamientos irreales o irracionales sobre lo que DEBERÍA SER o TENGO QUE TENER (Si quieres saber si tienes pensamientos irracionales, entra aquí).
Quizá estamos dirigiendo nuestros esfuerzos en lograr cosas desde un punto de vista muy exigente y poco sano.
De ejemplo, te traigo estos tres mitos sobre la felicidad para que empecemos a liberarnos un poco de falsas creencias que más que ayudar, pueden generar malestar.
1. Seré feliz cuando tenga o logre ¿?
Es muy similar a la definición vista arriba. Es asociar mi estado de felicidad con la posesión, ya sea de algo material o de algún estatus. No quiero decir que con esto debamos ser conformistas y no luchar por los sueños, pues yo soy de las que cree que para alcanzar metas se necesita esfuerzo. Pero mi felicidad no va a depender de tener o ser, éstos son agregados.
Me explico: la felicidad es un estado y decisión en el camino, no la meta. Yo elijo ser feliz desde hoy, aunque no tenga lo que deseo. - y cuando llegue a mi meta, seré más feliz ;) - Además, si somos un poco drásticos, el mañana es algo que nadie tiene una certeza, lo único que tenemos es el hoy, el momento presente, y el tiempo es algo muy valioso que es ideal valorar y aprovechar. ¿Por qué esperar por algo que puedes elegir?
2. Alguien feliz está alegre todo el tiempo y yo no puedo.
Algo que me ha funcionado mucho es asociar la felicidad con la libertad. La alegría es una emoción básica que permite expresar algunos aspectos de la felicidad, pero ésta va más allá. La felicidad abre espacio a otras emociones, pues es “estado espiritual, psicológico”, no una emoción. Radica en la libertad emocional, y puedo serlo aunque no tenga una sonrisa en mi rostro.
En un momento de la vida podemos sentir tristeza o ira pues hay reveses que duelen. En esos momentos oscuros, lo ideal para no perder ese estado de libertad, es el vivirlas y expresarlas de manera sana, sin reprimir. Una persona feliz es la que sabe que las tormentas de la vida pasan, que hay cosas que no puede controlar pero que elige qué hacer con ellas, para en un futuro, regresar a la estabilidad. Aunque tenga que llorar en el momento.
Está en poder aceptar lo que la vida me ofrece y con lo que no me gusta o me duele, no resistirme y ver qué es lo que tengo que hacer para superarlo. Aceptar lo que siento me hace respetarme, a conectar conmigo mismo y sobre todo, que el malestar no dura para siempre. La filosofía Zen respalda mi argumento.
3. Si no tengo a alguien a X a mi lado, no puedo ser feliz.
La felicidad, al ser algo que elijo, no puedo esperar a que otro me lo de. Puedo compartir con quien yo quiera mi estado de felicidad, pero nada más. No es sano ni amoroso dejarle esa responsabilidad a otra persona, sea tu pareja, amigo, padres, hijos, etc., puesto que todos tenemos el derecho a la libertad. El amor libre de apegos nos ayuda a comprender este punto. Yo durante mucho tiempo en mi adolescencia, creìa que la felicidad te la daba la estabilidad en casa y el tener un novio. Lo que no entendía era que yo misma me estaba privando de ser feliz disfrutando de mis amistades, mi mamá y mi hermana, mi mascota, mi música, etc., etc., que lo que no tenía era solo un agregado más a ese conjunto.
Entonces, estos son los primeros mitos que todos pensamos como verdaderos alguna vez, pero que si estás dispuesta a cambiar de pensamientos para en verdad vivir libre y plena emocionalmente, estoy segura que será más sencillo.
Y si aun no me crees mucho, te dejo este vídeo con mucho cariño.
La última Conferencia
¿Para tì, qué es la felicidad? Comparte en tus redes sociales y comentemos. Namasté.
