Este
post es más que nada una reflexión personal que viene de mis
aprendizajes como mamá. Ya sabes que nuestros hijos son nuestro
espejo, aun de los reflejos más oscuros y reprimidos de nuestra
historia.
Hay
algo que está haciendo falta. Ella se inquieta y muestra con su
sabiduria interior que algo en su sistema no está bien. Agobio,
sobreesfuerzo o quizá simplemente falta contacto, con lo natural,
con lo escencial.
Siempre
hay nuevos comienzos…
Y
ahora me doy cuenta de que necesito ese renacer.
De
mostrarte tal cual soy sin pretenciones.
Y
lo más importante de todo esto, es que
através
de este nacimiento puedas comprender que el cambio
no
es algo a lo que se haya que temer, si no la transcisión que nos
ayuda
a
reconectar con la libertad que nadie nos ha negado, puesto que nadie
nos somete…
Y
para poder guiar a otros, hay que empezar con uno mismo.