Todos tenemos “sombras o fantasmas” del pasado. Experiencias que marcan la vida. Desgraciadamente muchas para mal.
Se dice que muchas enfermedades físicas o mentales tienen un trasfondo emocional. Con lo que he visto en mi carrera profesional veo que si. El cuerpo habla lo que el espíritu calla. Obviamente hay otros factores que intervienen en el proceso de la enfermedad, sin embargo, no podemos ignorar el aspecto psicológico.
Hay personas que viven atadas a su pasado, representado en alguna relación, algún objeto o situación particular. Esto es solo alargar o revivir la experiencia, y esto, no siempre tiene resultados positivos.
El pasado es importante pues gracias a lo vivido somos lo que somos y estamos donde estamos. Pero no podemos vivir atados a ese recuerdo que intoxica, que limita y corta las bases para un futuro mejor: Nuestro presente.
Una forma de empezar el proceso de reconciliación o liberación con el pasado, es hacer una retrospectiva lo más objetiva del mismo. Es como hacer un recuento no de los daños, sino de las cosas que aun siguen en pie. De tus fortalezas, porque aunque no lo creas, tienes muchas. Si no, no estuvieras aquí a pesar de cualquier situación. Un recuento de las cosas que aprendiste. Que si tu situación fue con una pareja que no funcionó, ¿para qué conociste a esa persona? ¿Qué cosas cambiaste para bien? ¿Qué cosas haces ahora positivas que antes no?. O bien, qué cosas tienes que empezar a cambiar para mejorar. ¿Te despidieron? Duele y preocupa mucho, pero igual puede ser una oportunidad de crear un negocio propio. Es cuestión de hacer este conteo, así como el de recursos de apoyo con el que cuentas. Pero el chiste es de verdad ser honesto contigo y decidir soltar si realmente quieres hacerlo.
Imagínate que por cada problema del pasado cargas una piedra (Si quieres puedes intentarlo de verdad), guardando en tu bolso una que represente todas las experiencias del pasado, y llévalas contigo un día. Es una representación física de lo que se hace emocionalmente.
Concluyendo, creo que estas preguntas te pueden orientar bastante:
- ¿Esa situación del pasado, te provoca una emoción negativa? ¿cuál?
- ¿Estás dispuesto a soltar esa emoción? ¿Sinceramente?
- ¿Hasta cuándo?
- ¿Qué cosas podrías hacer para recuperar tu bienestar físico y emocional?
Y si aun así sientes que no puedes superarlo, recuerda que nunca es tarde para buscar un apoyo terapéutico. Sin más me despido, espero tus comentarios y comparte en tus redes sociales. Namasté